jueves, 18 de febrero de 2016

¿Cuál es el peligro de nuestros prejuicios?


Cada momento que experimentamos deja una impronta indeleble en nuestro cerebro moldeando cómo percibimos las cosas y a las personas en el futuro. Esto se denomina memoria implícita. Esta nos recuerda constantemente que tengamos cuidado, en quién podemos confiar, cuándo estamos a salvo, y de qué somos capaces.
Claro que existen beneficios para enfocar la vida con prudencia, y también nos ayuda a evitar aquello que nos vuelve infelices, que nos enferma, o que nos pone en peligro. Pero hay un peligro que nuestra memoria implícita no puede sortear, el peligro de que nuestros prejuicios nos impiden ver las cosas como son en realidad.
Perception


Photobucket






jueves, 12 de marzo de 2015

"A veces, la persona a la que nadie imagina capaz de nada, hace cosas que nadie imagina."

Hace un par de días me desperté tan mal, que no sabía qué hacer. Así que avisé a una amiga, me acogió en su casa y decidimos poner una película. Acabamos viendo "The Imitation Game". Y he de decir que me gustó mucho, porque no era para nada lo que esperaba. Y cuando pasa eso, la peli me gusta. En la película salen Benedict Cumberbatch y Keira Knightley. He escrito los apellidos de memoria así que si lo he hecho mal, no me juzguéis. La verdad es que hacen un buen papel. Mi querido Cumberbatch me tiene enamorada. Pero lo más interesante es que cuando acabé la película supe que está basada en una historia real. Que Alan Turing existió. Que lo que le pasó es cierto. Que su dolor fue real. Y lloré más al acabar la película que durante toda ella.
Y me quedé pensando en el daño que hacemos las personas. La película es de la época de la II Guerra Mundial, pero creo que la cosa no ha cambiado tanto como debería. Se sigue pensando que una mujer no puede ser inteligente, o fuerte. Que un hombre no puede llorar si le hieren. Que si dos personas del mismo sexo se quieren es algo asqueroso. Que importa más el qué dirán más que nuestros sentimientos. Y esto me cabrea. Mucho. Porque yo siempre he pensado que cada cual puede hacer lo que quiera. Siempre que no haga daño a nadie, ¿qué más me da? Yo puedo estar o no de acuerdo pero no soy nadie para decirle a nadie cómo vivir su vida, puesto que aún estoy aprendiendo a vivir la mía. Pero, al parecer, poca gente está de acuerdo conmigo.
Poca gente se para a pensar que el chico del que se rieron, se odia a sí mismo cada día más.
Que la chica a la que intentaron ahogar cuando tenía cinco años se quiso llegar a matar, ya que ellos no lo consiguieron. La chica a la que insultaban y perseguían para darle palizas, llegaba a casa sonriendo para que sus padres no se preocuparan otra vez.
La gente que sufre cosas así, al principio cree que es su culpa. Piensan "¿Por qué no puedo ser cómo los demás?". Y hacen falta muchas lágrimas, y a veces muchos años para darte cuenta de que el problema no eres tú. Son ellos. Y por desgracia, siempre son más. Pero, ¿sabéis qué? Hace mucho que dejó de importarme lo que me dicen, cómo me miran o cómo me hablan. Dicen que hace daño el que puede, no el que quiere. Y ya no pueden. Y ahora lloro, y me siento sola de vez en cuando, y dudo muchas cosas. Y ellos siguen queriendo que sea normal. La diferencia es que yo ya no quiero.
Y quizás esto tenga poco (o nada) que ver con la película, pero una vez he empezado a escribir... Ya no he parado. No sé si habré escrito algo medianamente decente, pero esto se queda así que si me pongo a releer y corregir cosas acabo por no publicar nada.

Photobucket






lunes, 9 de febrero de 2015

No creo en los errores

El otro día necesitaba salir de casa, así que cogí el autobús de siempre. El año pasado y el anterior había cogido ese bus a diario para ir al instituto. Me bajé en la parada de siempre. Anduve, hasta llegar al instituto y después de mirarlo unos minutos, seguí caminando. Tenía hambre así que me dirigí hacia el supermercado de la vuelta de la esquina, donde siempre compraba algo para desayunar. Pero al llegar, lo habían cerrado. Seguí andando, para ir a una librería de segunda mano de estas que enamoran, que me encantaba, y me pasaba el poco tiempo de recreo allí, intentando descubrir mi próxima gran lectura. Pero ya no estaba. Seguí caminando, hasta la biblioteca donde estudiaba casi siempre, y donde más tarde me preparé selectividad, pero la sentía distinta. Y por último, fui andando hasta la Escuela de Idiomas, por el mismo camino de siempre. Pero esta vez, iba sola. 
Todo igual, pero nada es ya igual. Primero de bachillerato fue uno de los mejores años que he tenido, y creo que ese día, inconscientemente, acabé haciendo ese recorrido esperando recuperar algo de aquellos días. Pero todo ha cambiado. Yo he cambiado. Mi vida ha cambiado. Y aunque, por una parte, me encantaría volver a ese año que se me hizo tan corto, que fue tan genial, en el que conocí a alguien muy importante para mí a día de hoy y que compartí con mi Parabatai, por otro prefiero que se quede como está, en mi memoria, para que me ayude a no olvidar nunca que de todo sale algo bueno, a no olvidar que yo acabé en ese instituto porque nada me salió como yo quería. Y, aunque en su momento incluso lloré por ello, a día de hoy, no hay cosa de la que me alegre más que de que ese verano me saliera todo mal.
A veces, sólo vemos lo malo de una situación cuando deberíamos ver las ventajas que podemos obtener de ella. Es cierto que a veces es difícil saber cuáles son esas ventajas, pero tranquilo, date tiempo, y cuando mires atrás lo verás todo mucho más claro. Y aprenderás a no arrepentirte ni siquiera de lo malo. Porque, la verdad es que los errores no existen.

Photobucket






sábado, 31 de enero de 2015

Adoro hacer regalos

Bueno, en realidad, adoro la cara de la gente cuando les haces un regalo. Me encanta acertar y ver esa cara de sorpresa, de alegría. Aunque a lo mejor no me regalen a mí. A veces es difícil, te pasas tiempo pensando el regalo perfecto, en conseguirlo sin tener que vender tus órganos, en que no se entere de que le has comprado algo, en no saber si de verdad le gustará. Pero al final, por lo menos a mí, me compensa. Porque da igual si el regalo es caro o no. Si es una hámster traviesa, una manta de frozen o una entrada de un concierto. Lo importante es regalar un momento. Uno de los buenos, de felicidad navideña, que les hacía falta. Y sólo por sus caras me doy por satisfecha.

Photobucket






viernes, 23 de enero de 2015

La fotógrafa







Desde siempre, he preferido hacer una foto a salir en ella. Siempre he preferido capturar un momento en el que yo no estuviera. No sé por qué. Supongo que siempre me he sentido relevante. No quería estropear una foto saliendo en ella. Porque ¿quién iba a pensar en mí? Nadie se da cuenta de que no estoy, o de que estoy, porque no hago falta. Nadie me ve, y esto me facilita verlos a todos, fotografiarlos. Las personas se ven más claramente a través del objetivo. Siempre he sido la que observa, a la que le cuentan las cosas en vez de contarlas. A la que nunca le pasa nada. Pero bueno, también tiene su lado positivo. También soy la que perdió la vergüenza, porque nadie la veía hiciera lo que hiciera. La que no tenía nada, así que no tenía nada que perder. La que hace lo que hace para ella, y para nadie más. Soy la fotógrafa, la que enseña a todos cómo los ve, y a la que nadie ve, por estar siempre tras una cámara.



Photobucket






sábado, 1 de marzo de 2014

¡Bienvenidos a mi habitación!

Mi habitación es el lugar en el que hago todo. Duermo, leo, bailo, escucho música, veo series y películas, hago el tonto... Resumiendo, el lugar en el que soy yo sin tener que explicarle nada a nadie. Pero siento que necesito compartir con alguien las locuras que pasan por mi cabeza, o por lo menos, desahogarme escribiéndolas. Por eso empiezo este blog, porque mi habitación siempre ha sido el lugar en el que evadirme del resto del mundo... Y quiero que siga siendo así.
Aquí vais a poder encontrar absolutamente de todo. Libros, música, películas, series, frikadas, gilipolleces varias... Por favor, entrad con cuidado, no ordenéis mi maravilloso desorden y reíos mucho, aunque sea de mí.
¡Un beso!
Photobucket