sábado, 31 de enero de 2015

Adoro hacer regalos

Bueno, en realidad, adoro la cara de la gente cuando les haces un regalo. Me encanta acertar y ver esa cara de sorpresa, de alegría. Aunque a lo mejor no me regalen a mí. A veces es difícil, te pasas tiempo pensando el regalo perfecto, en conseguirlo sin tener que vender tus órganos, en que no se entere de que le has comprado algo, en no saber si de verdad le gustará. Pero al final, por lo menos a mí, me compensa. Porque da igual si el regalo es caro o no. Si es una hámster traviesa, una manta de frozen o una entrada de un concierto. Lo importante es regalar un momento. Uno de los buenos, de felicidad navideña, que les hacía falta. Y sólo por sus caras me doy por satisfecha.

Photobucket






No hay comentarios:

Publicar un comentario